Los casados cuestan entre 1500 y 1800 colones; más barato que un combo de BigMac por ejemplo.
Hay mínimo 10 lugares donde se puede comer. "Río de Janeiro". “San Gerardo”. “Soda
Al caminar por los pasillos, iba encontrando cada una de las sodas. Con rótulos hechos a base de cartulina anunciaban su menú.
No sólo se encuentra comida típica. Los tacos. Las doraditas. Los sandwiches. También se destacan en los pasillos del mercado. La soda ”Mónica” es una de las especialistas en ese tipo de comida. Ahí, los tacos y las doraditas cuestan tan sólo 700 colones.
Otros visitantes optan por productos más rápidos de consumir. Se orientaban hacia las pescaderías. Los ceviches y los huevos de tortuga parecen ser los más apetecidos.
Los huevos de tortuga los servían en un vaso pequeño de vidrio, sumergidos en un salsa roja. Se comían de un solo trago. Bastaba unos segundos para tragarlo y para que la cara del cliente se volviera a una tonalidad púrpura: la salsa es picante.
Los clientes pagan 250 colones por huevo y 600 por vasito de ceviche.
Comer en el mercado se convierte en toda un aventura. Uno se puede regocijar con un murmullo de gente, que no podría escuchar en un “mall”. ¡Qué cautiva!
Entre las zonas de comida, múltiples lugares de venta. Zapatos. Ropa. Cósmeticos. Productos plásticos. Repostería. Macrobióticas. Todo eso y más, iba capturando mi mirada conforme avanzaba.
Además, los diversos olores del mercado, salían por los pasillos. Quedaban impregnados en mi nariz y en mi cuerpo. Pescado. Carne. Orégano. Alimento de Perro. Tomillo. Pan. Cada pasillo tenía su olor, pero todos se mezclaban.
La amabilidad, la atención al cliente, son una característica de las zonas de comida. Uno se siente como en casa. Usted se encuentra con verdaderos personajes, como la “abuela”.
Comer en el mercado es una tradición cartaginesa. Sin embargo, el festejo ha cambiado. “Antes ir al mercado era una fiesta. Significaba que uno no comía en la casa, le compraban la comida. Era como ir a un restaurante. Era un lujo” me contó doña Guiselle Gómez, quien a sus 46 años recuerda lo feliz que era cuando su mamá le llevaba los sábados.
Recuerde, el Mercado Municipal se ubica un kilómetro al norte del Colegio San luis Gonzaga. En el centro de la brumosa ciudad.